Axel Chávez / Pachuca
El responsable del asesinato de la menor Ana Itzel Escamilla Téllez, cuyo cuerpo fue hallado el 26 de mayo semienterrado en el ejido de Tilcuautla, San Agustín Tlaxiaca, e indentificado el día 31 de ese mes, es, presuntamente, su padre Juan Carlos Escamilla Rodríguez, quien fue detenido y puesto a disposición del ministerio público.
El móvil del homicidio habría sido “una cuestión
de drogas”, según el secretario de Seguridad Pública, Alfredo Ahedo Mayorga.
La adolescente, que había sido reportada como desaparecida el 19 de mayo en Tornacuxtla, murió, según los
resultados de la necropsia, de asfixia por estrangulación. Su padre –que había
salido a las calles para exigir justicia en una marcha el 5 de junio en la que
los participantes también solicitaron el cese de la violencia feminicida ante
los casos de muertas y extraviadas–, bajo
el influjo de los enervantes, la habría agredido sexualmente.
En conferencia de prensa, el jefe de la policía
del estado añadió que de acuerdo con las investigaciones, cuando el hombre descubrió
que su hija no tenía movimiento, la envolvió en un costal, la subió en una
motocicleta y condujo aproximadamente un kilómetro, para llevarla al terrero
donde permaneció enterrada 7 días hasta que las autoridades la localizaron.
Esa vez la reportó como desaparecida y el ministerio público activó la alerta
Amber.
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| Fue reportada como desaparecida el 19 de mayo (Especial) |
Aunque dijo que no es un tema que competa
directamente a la Secretaría, Ahedo Mayorga señaló que no se hicieron pruebas
para corroborar la violación sexual (ginecológicas) porque el cuerpo estaba en
avanzado grado de descomposición.
Añadió que en sus distintas declaraciones, Escamilla Rodríguez cayó en contradicciones,
incluso al principio se negó a reconocer el cadáver de Ana Itzel aunque los
resultados de la necropsia, estudios periciales y evidencia fotográfica lo
corroboraban. Añadió que en el último interrogatorio, el sujeto se mostró
violento y agredió físicamente a los agentes, quienes lo sometieron y
encontraron un chip de teléfono celular en sus bolsillos del pantalón con una
lada 779, del cual, un día después de la desaparición de la niña, había
recibido un mensaje a su teléfono personal en el que decía que la muerte se
debía a una confrontación entre su hija y una compañera de trabajo.
Esta prueba, señaló el mando policial, fue
fabricada para distraer las pesquitas.
“Intentó desvirtuar las investigaciones y cayó
en varias contradicciones, pero no había los elementos necesarios para poder
actuar”, expuso.
Cuando no pudo sostener tantas contradicciones,
confesó que fue él el responsable del crimen y narró ese día había llegado de
la Ciudad de México, donde acudió a una entrevista de trabajo, y también al
barrio de Tepito a comprar una grabadora, pero en vez de ello adquirió droga
para su consumo personal, la cual, según las investigaciones de la policía,
trasladó en el mismo camión de pasajeros a Pachuca.
Cuando Ana Itzel lo descubrió drogándose comenzó
a golpearla, desvestirla y violarla. Debido a los efectos psicotrópicos la
ahorcó hasta dejarla inconsciente y abusó de ella por segunda ocasión.
Para esclarecer el caso, las autoridades
tardaron 37 días, esto se debió, según Alfredo Ahedo, a que las 30 personas del
círculo familiar a quienes tomaron declaración fueron contradictorias y
arrojaron múltiples líneas de investigación.
Contradicciones
Entre las versiones falsas que el presunto autor
material del asesinato de la adolescente de 14 años de edad dio a la policía,
es que dos jóvenes de Tornacuxtla habían confesado su gusto por Ana Itzel y él
pidió diez mil pesos a cambio de dejarlos estar con ella, reveló el primer comandante de la Coordinación de Investigación, Valentín Vázquez Baños.
Con ello, explicó, desvió la atención de la corporación, quien se dedicó a buscar a dichas personas para conocer si estaban implicados en este delito, al igual que cuando envió mensajes de texto desde un teléfono celular que él mismo poseía, con una lada distinta, a su número personal para presentarlos como pruebas.
Con ello, explicó, desvió la atención de la corporación, quien se dedicó a buscar a dichas personas para conocer si estaban implicados en este delito, al igual que cuando envió mensajes de texto desde un teléfono celular que él mismo poseía, con una lada distinta, a su número personal para presentarlos como pruebas.
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| Familiares exigen esclarecer el caso (Especial) |
Acusa fabricación de
pruebas
La madre de la menor, Janeth Téllez Islas, negó que su esposo esté implicado en la muerte de su hija Ana Itzel y acusó a las autoridades de la Secretaría de Seguridad Pública de Hidalgo (SSPH) fabricar pruebas y comprar testigos para esclarecer el caso.
Horas antes de que se diera el anuncio del esclarecimiento del caso, afirmó en entrevista para una radiofusora local que intentó ser forzada a firmar un documento en el que aceptaba la culpabilidad de su marido, pero se negó a hacerlo.
“Nada tuvo que ver con la muerte de su hija, lo que intentan las autoridades es lavarse las manos en este caso”.
Cuestionado sobre esta acusación, el titular de la SSPH sólo respondió que las investigaciones siguen abiertas y que hasta el momento no existe indicio de complicidad en el crimen, y el único probable responsable es Juan Carlos Escamilla Rodríguez.
Horas antes de que se diera el anuncio del esclarecimiento del caso, afirmó en entrevista para una radiofusora local que intentó ser forzada a firmar un documento en el que aceptaba la culpabilidad de su marido, pero se negó a hacerlo.
“Nada tuvo que ver con la muerte de su hija, lo que intentan las autoridades es lavarse las manos en este caso”.
Cuestionado sobre esta acusación, el titular de la SSPH sólo respondió que las investigaciones siguen abiertas y que hasta el momento no existe indicio de complicidad en el crimen, y el único probable responsable es Juan Carlos Escamilla Rodríguez.


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